Todos y cada uno de los conciertos de Vetusta Morla van más allá de la propia música. Esto es así porque a muchos de nosotros nos ha acompañado su música en diferentes momentos de nuestras vidas. El privilegio de ser el eco de una memoria es algo que muy pocas bandas han logrado, pero las canciones del grupo de Tres Cantos son, simplemente, evocadoras.
La perfecta fusión de la banda inundó el Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife y el público no pudo resistirse a esa “maldita dulzura” que ellos tienen.
Nada más y nada menos que dieciséis canciones nos hicieron viajar por su carrera musical, donde no dejaron indiferente a nadie.
Si algo tienen de especial los conciertos de esta banda es la fuerza que imprimen en cada una de sus actuaciones, además de ser capaces de modular los ritmos de manera perfecta. Esa montaña rusa que nos lleva desde despegar los pies del suelo hasta quedarnos pegados a un recuerdo. La conexión tan estrecha con el público que tiene Pucho no hace sombra a la perfección musical que logra armonizar el resto de la banda. Lo que hace grandes a Vetusta Morla es que, con poco más de una docena de temas, logran desplegar todo su arsenal de ritmos, influencias y remover toda clase de sentimientos entre los asistentes.
Como es obvio, de fondo no podían faltar los efectos audiovisuales que complementan cada una de las canciones y que ya se han convertido en algo imprescindible para hacer de sus directos unos shows únicos.
En definitiva, un concierto de Vetusta Morla es como un pase completo para la galería de recuerdos de cada uno de sus fans. Aunque todos estuviéramos en el mismo sitio, nos encontrábamos en diferentes lugares de nuestras vidas.