Quizá una noche de martes no parezca el día más adecuado para cometer locuras: meterse en un pogo, dejarse la voz con algún éxito aún que vive en nuestra memoria desde la adolescencia o hermanarse con más de 10.000 personas coreando el mismo estribillo. Pero las bandas Sum 41 y Simple Plan lograron que el pasado martes fuese para todos la noche más recordada de nuestras vidas.
El concierto de las bandas canadienses ha sido uno de los más esperados de este año. Después de haber abarrotado el Palacio de Deportes Arena de Bilbao el sábado 24, recalaron en el WiZink Center de Madrid el pasado martes 27 con el mismo éxito. El público, entregado ya a sus bandas de la adolescencia desde las horas de espera a la puerta del recinto, supo cómo disfrutar de todos los grandes éxitos que habían sido parte de sus vidas.
Deryck Whibley, líder de Sum 41, y Pierre Bouvier, líder de Simple Plan, son la prueba de que la edad es solo un número. Ambos mostraron que siguen en plena forma para darlo todo encima del escenario; que el punk no entiende de edades ni de calendarios, ya que todos sus temas sonaron con gran actualidad.
La banda Simple Plan fue la encargada de caldear el ambiente desde el minuto uno. Quizá, bastantes de los asistentes aún tenía reservas sobre cómo sonarían los temas con las pistas de bajo disparadas, ya que desde hace tiempo la banda ha prescindido de su bajista, David Desrosiers, a causa de acusaciones de acoso. Pero los canadienses dieron una lección sobre cómo saber manejar cualquier situación, y todos los temas sonaron con muchísima fuerza.
No faltaron nuevos temas combinados con hits de la banda, como “I´m just a kid”. Un concierto al que, si solo pudiéramos calificar con una palabra, sería “intensidad”, ya que lograron interpretar 13 canciones en tan solo una hora.
Sum 41 saltó al escenario con el público ya enloquecido, pero lograron llevarnos al clímax de la locura con tan solo hacer sonar la intro de uno de sus temas más míticos, “All killer no filler”. Lo más grandioso de esta banda es su capacidad de intercalar momentos en los que el punk recorre cada uno de los rincones de nuestro cuerpo, con grandes baladas rock, como “Pieces”, a la que sumaron un homenaje a Queen versionando “We will rock you”.
19 canciones con las que lograron hacernos volver a nuestra adolescencia, a recordar esos grupos de chavales con el pelo pintado, muñequeras de cuadros y cinturones que no dejaban a nadie indiferente. Puede que las modas cambien, pero todos los asistentes conservamos en el espíritu lo que sus temas nos hicieron sentir en los momentos que más necesitamos su música.
Ambas bandas ofrecieron un show digno de admiración, y todos los que pudimos presenciarlo lo guardaremos en nuestras mentes como algo irrepetible. Por una noche, volvimos a ser adolescentes, pero sin olvidar todo lo que nos ha regalado la vida en estos años: esa es la magia de la música.
María Sotelo